La Lira Popular Virtual de Jorge Lillo Valenzuela.



 DONDE SE ELEVA UN CANTO A LA VIDA QUE RENACE
DESPUÉS DE QUE ENTRE GALLOS Y MEDIANOCHE, NUESTROS
CONOCIDOS DE SIEMPRE COCINARAN EL PASTEL DEL FRAUDE.

La gente en las calles parece más buena
todo es diferente, gracias al amor.
La felicidad ¡ja ja ja ja!

Ramón Bautista Ortega, poeta argentino de buena madera.


¡Ya ve, señora Juanita,
que los milagros suceden;
que rogando a dios se puede
dejar atrás nuestras cuitas!
Un poco de agua bendita,
con sahumerios de incienso;
después, un baleo intenso
que nos dio carabineros
con sus balines de acero,
nos marcaron el comienzo.

Después vino el mirmidón
con su guerra paranoica
contra la gente, que estoica,
salvó la provocación.
Le siguió la humillación
golpeándonos a su antojo,
cegándonos de los ojos,
ignorando las demandas,
reprimiendo con sus bandas
dejándonos en despojos.

Pero ya ve, ña Juanita,
todo tiene su remedio:
con el Congreso por medio,
nuestra vida resucita.
Todo es cuestión de platita
y de nuevas componendas;
así se nutre la Agenda
sin oír al populacho.
Así se arreglan los fachos
mientras la izquierda se venda.

¿Para qué andar cabildeando
en cosas que no sabemos?
Es mejor que lo dejemos
a los que están gobernando.
¿Para qué andar jubilando
lidiando con la AFP,
si siempre perderá usted?
A cada santo su vela:
siga en su telenovela
que empieza justo a las diez.

¡Se abrieron las estaciones!,
¡La plaza viste de blanco!,
¡Hay algazara en los bancos
ofreciendo prestaciones!
¡Se obvian las votaciones,
la primavera es bonita,
llenándonos de florcitas,
reverdeciendo la hiedra…
¡¡No salga con esa piedra,
cálmese doña Juanita!!


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